miércoles, 10 de octubre de 2012

Libro



Sentado en una banca junto al kiosco contemplado las sombras que forman alargadas personas que son una pálida imitación de los seres de dónde provienen, encontré en el suelo un delgado libro nuevo, sin prisa y con poca curiosidad lo levante, comencé a hojearlo y con desagrado encontré un sinfín de pequeñas poesías.
Sin más que hacer leí una al azar, y cuál fue mi sorpresa el hecho que esas palabras hicieron surgir sentimientos de felicidad y amargura.
3 poesías más fueron víctimas de mi curiosidad, y el efecto fue tan diverso que mi corazón ya no sabía en qué sentimiento asentar su tiempo.
La lluvia de sensaciones fue interrumpida por una mirada furiosa y acusadora, que gritaban sin palabras “ ladrón”, con aire de indiferencia respondí la mirada, las palabras que emitieron mis labios sirvieron de interrogatorio para conocer si ese libro le pertenecía, la respuesta fue afirmativa, le cuestione sobre el lugar donde había adquirido el escrito mostrándole mi interés en adquirir una copia, la mirada se tornó amable y curiosa al grado de que me resulto incomoda, con gusto lo conduciré ya que resulta complicada la localición del libro.
Mis manos entregaron el maravilloso objeto y fui conducido con amabilidad a un pequeño local donde se apilaban una cantidad respetable de revistas libros y periódicos, el encargado con gusto atendió nuestra solicitud con agrado pague el importe que cubría la transacción.


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